La Cabecera

Tlazazalca deja de ser cabecera de partido

Durante la segunda mitad del siglo xix los territorios civil y
eclesiástico de Tlazazalca sufrieron nuevas pérdidas.
En 1853 el gobierno de la diócesis de Michoacán erigió
en parroquia a Purépero asignándole los pueblos de Caurio,
Mesteñas, Casas Viejas, El Salto y Corral de la Muía, y se
designó al bachiller Policarpo Amézquita primer párroco de
Purépero ( a p s m t , Disciplinar 1, Purépero). Me parece que las
razones para convertir a Purépero en parroquia independiente tuvieron poco que ver con las dificultades que pudiera
tener el párroco de Tlazazalca para atender a esta población
(de entre todas las vicarías de Tlazazalca, la de Purépero era
la más cercana); más bien se debió a que Purépero, gracias a
la arriería, había adquirido tanta importancia que ya opacaba a su vecina Tlazazalca. Al parecer aquí operó el mismo
mecanismo que en La Piedad: un asentamiento no indígena,
más bien criollo o mestizo que buscaba atraer el centro de
poder y desligarse de la tutoría del pueblo indígena.
En 1864 se creó el obispado de Zamora y las parroquias
de Tlazazalca y Purépero, junto con muchas otras, quedaron
dentro de los límites del nuevo obispado (González G. 1984:
108).
La nueva administración religiosa habría de disminuir
más el territorio controlado por Tlazazalca. En 1867, por
decreto del obispo de Zamora, Ecuandureo y Penjamillo se
convirtieron en parroquias independientes y se les designaron las auxiliares de Zináparo y Churintzio ( a p s m t ,Disciplinar 1, Ecuandureo).
En menos de 15 años Tlazazalca perdió sus principales
pueblos y con ellos los ingresos que debían entregarle por ser
la cabecera de la parroquia. En 1860, civilmente, pasó a ser
una simple municipalidad del distrito de Purépero:
Tlazazalca depende en lo político de Purépero: cuenta con
ayuntamiento, dos escuelas, oficinas de alcabalas y correos;
dos mesones y algunos edificios de comodidad y buen gusto,
aunque no están perfectamente ordenados en calles rectas y
cómodas. Su temperamento es frío y reseco; el clima sano, los
habitantes se mantienen de la agricultura, el comercio y la
traginería. La población del caso no escede de 2 800 habitantes (Romero: 1972: 118).
No fue sino hasta el 31 de diciembre de 1901 que Tlazazalca recuperó su categoría como cabecera, pero ahora municipal (Tesorería 1981: 255). La historia moderna de Tlazazalca es la de una lenta recuperación y modernización de su
economía y sociedad.
A manera de conclusión
Al hacer un recuento de lo analizado podemos identificar
varias etapas del proceso que llevó a la pérdida de poder
político y administrativo de la jurisdicción indígena de Tlazazalca. La primera se inicia con la conformación de una
extensa jurisdicción, en el siglo xvi, cuya cabecera era una
localidad indígena. H asta principios del siglo xvii el reparto
de tierras a colonos españoles propició la configuración de un
grupo de poder alternativo al de los españoles peninsulares.
Debido a la calidad de las tierras y a su ubicación en la ruta
comercial de la zona, les fue posible acumular riquezas y
sentar las bases de una conciencia criolla. Dado el desarrollo
económico logrado, se fundaron y expandieron nuevos asentamientos no indígenas en donde hacendados y rancheros
organizaron nuevos núcleos de poder rivales al centro. Para
legitimar su poder, entre otras cosas los criollos crearon una
cultura sociorreligiosa que desplazó los antiguos privilegios
administrativos y religiosos de pueblos indígenas como San
Miguel Tlazazalca. En el siglo xviii, nuevos centros de poder
como La Piedad y Purépero lucharon por independizarse de
la tutela indígena; su triunfo forma parte de la segunda etapa
que convirtió estos asentamientos criollos en cabeceras que
controlaron sus territorios circundantes.
A partir de la segunda mitad del siglo xviii las comunidades de indios trataron de resistir la embestida de los grupos no indígenas que amenzaban absorberlos, mermar sus
territorios, despojarlos de sus tierras de cultivo y explotarlos
como fuerza de trabajo. Al parecer en San Miguel Tlazazalca
esta lucha se perdió; en la primera mitad del siglo xix sus
pobladores indígenas tuvieron una preocupación más importante: subsistir en medio de las calamidades naturales, epidemias y ataques militares de insurgentes y realistas. La guerra minó la iniciativa de los tlazazalqueños para recuperar
su antiguo esplendor, pero no así las ciudades de los criollos
que resurgieron con más ímpetu gracias al comercio y la
arriería, como en el caso de Purépero. Los criollos desarrollaron actividades productivas encaminadas a amasar fortunas y a promover sus intereses paralelamente al desarrollo
de su región. El costo de este desarrollo fue el desplazamiento
de economías tradicionales como la indígena y el caso de
Tlazazalca es un ejemplo que ilustra este proceso. Sin embargo, es necesario un análisis más detallado de lo que sucedió
dentro de la comunidad indígena para comprender el problema de su desaparición como unidad económica y social, pero
esto forma parte de la investigación que estoy realizando.
Fuentes
Archivos:
Archivo General de la Nación ( a g n )
Archivo Histórico Manuel Castañeda, “Casa de Morelos”
( ahm c )
Archivo Parroquial de San Miguel Tlazazalca ( apsm t )
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